En las fases iniciales, un pequeña dosis de humor y, si es posible, intentar distraer al niño desviando su atención hacia otra actividad u objeto, pueden ser de mucha utilidad.
Si no se logra controlar la rabieta, y la situación lo permite, se puede adoptar una actitud de indiferencia y hacer como que se ignora la conducta del niño, para lo cual no debe manifestarse enfado, ni deben hacerse promesas o proferir amenazas. Porque el niño, con la rabieta, pretende llamar la atención y si hacemos todo eso, aunque no consiga aquello que motivó el berrinche, de algún modo habrá salido ganando y, sin querer, podemos reforzar ese comportamiento o sea le "enseñaremos" a tener más rabietas.
Es conveniente darle un "tiempo de enfriamiento". Si se encuentra en casa, llevarle a su habitación y aislarle de toda actividad durante unos minutos, retirando aquellos objetos que puedan resultar peligrosos, puede ser una medida útil (como regla para calcular el tiempo puede sumarse un minuto por cada año de edad). En ese período no hay que hablarle, regañarle, amenazarle, etc.
Si la "escena" ocurre en un sitio público, procure llevarle a un sitio tranquilo y si fuera necesario contenerle físicamente porque presente una actitud violenta, procure sujetarle pero sin hablarle ni mirarle.
Una vez que se ha pasado el berrinche, no se le debe castigar ni gritar, sino darle seguridad y afecto, pero sin mimarle en exceso ni darle ningún tipo de premio, explicándole lo inadecuado de su comportamiento.
Esta sección ha sido elaborada por Miguel Ángel Fernández-Cuesta Valcarce
Centro de Salud Juan de la Cierva (Getafe). Madrid
Centro de Salud Juan de la Cierva (Getafe). Madrid
Queridas familias, si necesitáis ampliar información podéis clicar en el enlace.
http://www.atcenit.com/rabietas.html
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